Reducir tu factura de la luz está en tu mano. Apostando por el autoconsumo fotovoltaico podrás reducirla hasta en un 70%, ya que tu instalación te ayudará a rebajar lo que pagas tanto por el término fijo de potencia (kW) como por el variable que conforman la factura. Te explicamos el porqué en las siguientes líneas.
Término fijo o de potencia
El término fijo de potencia equivaldría al diámetro de una tubería. Este diámetro nos marca el máximo caudal de agua que puede transportar hasta el grifo, pero no significa que siempre usemos ese tope. A veces lo abriremos al máximo para llenar rápidamente una olla, otras solo un poco para un vaso.
Con la electricidad sucede lo mismo. En casa, si hay momentos en los que conectamos al mismo tiempo muchos dispositivos, como lavadoras, ordenadores u hornos, necesitaremos una “tubería” que permita la entrada de mucha electricidad, aunque en otras horas apenas quede nada encendido.
Las empresas comercializadoras nos cobran por la cantidad de electricidad que podemos consumir a la vez en un momento dado en nuestro hogar u oficina, esto es, la potencia contratada.
Una parte de la factura de la luz corresponde a este diámetro: las empresas comercializadoras nos cobran por la cantidad de electricidad que podemos consumir a la vez en un momento dado en nuestro hogar u oficina, esto es, la potencia contratada.
Realizar una instalación fotovoltaica para autoconsumo equivaldría a instalar una segunda “tubería”. Si disponemos de una segunda unidad, podemos reducir el diámetro de la primera y, por tanto, pagar menos en la factura por la potencia, ya que entre las dos nos aseguramos que recibimos la energía que requerimos.
Para sacar el mayor partido a esta segunda “canalización”, deberemos adaptar todo el consumo que podamos (por ejemplo, el sistema de filtración de la piscina, la carga del coche eléctrico o el lavado de ropa en la lavadora) a las horas de sol, a los periodos del día en los que nuestra instalación fotovoltaica producirá electricidad.
Término variable o de energía
Si el equivalente de la potencia sería el diámetro de una tubería y por tanto su capacidad para transportar más o menos agua, la energía que consumimos equivaldría al agua consumida cuando abrimos el grifo. El agua la mediríamos en litros, la energía en kilovatios hora (kWh).
En nuestra factura de la luz pagamos por los kWh que consumimos, cuyo precio viene determinado por el contrato firmado con la comercializadora eléctrica. Esto es lo que se conoce como término variable.
Cuanto más kWh usemos de nuestras placas, menos requeriremos de la red eléctrica convencional.
Una instalación de placas solares también nos permite ahorrar en el término variable de la factura. No solo disponemos de un segundo canal para obtener energía en nuestra casa, sino que toda la energía generada por la instalación nos saldrá gratis. Cuanto más kWh usemos de nuestras placas, menos requeriremos de la red eléctrica convencional.
Es más. Si en algún momento del día no consumes toda la energía que están produciendo tus placas solares, por ejemplo, porque has usado menos electrodomésticos o porque estás de vacaciones fuera de casa, este sobrante puede verterse a la red eléctrica. La empresa comercializadora te descontará lo que hayas inyectado en la parte variable de tus futuras facturas.